La pasada noche Starlite Occident vivió una de esas noches difíciles de olvidar. Nathy Peluso se subió al escenario de la cantera de Marbella y, desde el primer segundo, hizo suya la velada con un despliegue de talento, fuerza y magnetismo que atrapó a todo el auditorio. Tras las actuaciones de Emilia y Duki, la argentina fue la encargada de cerrar el triplete que ha traído a tres de las voces más potentes de la nueva escena latinoamericana hasta el sur de España. Y lo hizo a lo grande.
Con una presencia escénica arrolladora, Nathy se entregó por completo al público. El concierto giró en torno a su nuevo trabajo discográfico, GRASA, un álbum con el que confirma su evolución artística y que la consolida como una de las figuras más personales del panorama actual. Temas como “La Presa”, “Aprender a amar” o “Legendario” no solo sonaron potentes, sino que se convirtieron en auténticos actos emocionales. Cada interpretación estaba cargada de intención, teatralidad y verdad.

No faltaron los grandes éxitos que la han convertido en todo un referente. “Sana Sana”, “Business Woman” y “Ateo” desataron la locura colectiva. Son canciones que el público siente como propias, y que anoche se corearon con pasión. Pero más allá del repertorio, lo que hizo especial esta cita fue la manera en que Nathy habitó cada canción. No canta, interpreta. No actúa, se entrega. Cada movimiento, cada mirada, cada pausa, construyeron un espectáculo de una energía difícil de describir con palabras.
La artista también se mostró cercana, agradecida y muy consciente del lugar en el que estaba. “Siempre es una bendición venir a este lugar tan especial”, dijo entre aplausos, generando un momento de complicidad real con el público. Y es que el entorno hace mucho. La cantera de Starlite, con su acústica natural y ese aura de exclusividad que lo envuelve todo, fue el escenario perfecto para una noche como esta.

La puesta en escena fue impecable, con un sonido envolvente, una iluminación cuidada y una banda que acompañó con solvencia cada cambio de ritmo y estilo. Porque si algo define a Nathy Peluso es su capacidad para moverse entre géneros sin perder ni un gramo de identidad. Del rap al bolero, del soul al flamenco, su voz y su actitud lo llenan todo.
Cuando terminó el concierto, quedó la sensación de haber asistido a algo más grande que un simple show. Nathy Peluso no solo canta: transmite, sacude, emociona. Y anoche lo volvió a demostrar en uno de los escenarios más especiales del verano.