Paula Echevarría (Candás, Asturias, 1977) vuelve a las páginas de ELLE, en una portada muy especial que celebra el 80 aniversario de la revista. Para ella, esta colaboración es más que un reportaje: es un reflejo de su propia historia, de sus inicios en la interpretación a comienzos de los 2000, hasta un presente lleno de proyectos, ilusión y momentos de calma junto a su familia. “Con la vida que quiero en mi casa, disfrutando de mis hijos, mi chico y mis momentos de calma”, confiesa, mostrando la tranquilidad que ha ganado con los años.
A sus 48 años, la actriz ha decidido retomar la interpretación tras un parón elegido: “Cuando nació Daniella estaba rodando constantemente. Fue la época en la que más trabajo tuve, vivía en los sets. A Miki lo tuve con 43 años y decidí parar en seco. No sólo por él, sino porque su llegada coincidió con la adolescencia de mi hija y me necesitaba más que nunca. He estado cuatro años sin grabar y lo volvería a hacer mil veces”.

Esta decisión le ha permitido disfrutar de su vida familiar y afrontar la exposición pública con naturalidad: “Iba en el pack. Me casé con un chico que era muy conocido, al que le seguía la prensa, y empezaron a hacerlo conmigo también. Al final todo se reguló y no le doy vueltas, porque no me ha ido tan mal, ¿verdad?”.
En esta nueva etapa, Paula reconoce que se encuentra en uno de los mejores capítulos de su vida, aunque no olvida el pasado: “Nunca he hecho giros de guion ni he intentado ser otra persona. Soy muy transparente. Llevo muchos años en la tele, en las revistas, en las redes… ¡Se me vería el plumero! Está demostrado que, para bien o para mal, soy así. Sin trampa ni cartón”.
Desde niña, Paula ya intuía que su camino sería diferente: “Nunca he sido de pensar en el futuro. No soñaba con nada de esto. De niña imitaba a las chicas de portada, pero no ansiaba ser una de ellas. Quería ser periodista, aunque tampoco lo tenía muy decidido. Lo que sí sabía era lo que no me gustaba. Siempre tuve claro que no servía para hacer todos los días lo mismo, en el mismo sitio, ni con la misma gente. Lo mío era algo que me relacionase con personas distintas, que lo viera el público y que me hiciera moverme mucho. Y sí, si hay algo que tengo en mis jornadas, es movimiento”.

La actriz admite que su actitud positiva la ha ayudado incluso en los momentos más difíciles: “Es mi forma de ser, creo, en la peor situación puedo rescatar detalles positivos. Por ejemplo, para mí, el año de mi divorcio fue muy traumático a nivel social, sin embargo, también disfruté mucho otras cosas, como de mis amigas, con las que me divertí como nunca. Soy de las que piensan que siempre hay algo que vale la pena”.
El paso del tiempo también le genera reflexiones: “A nadie le hace gracia envejecer, el que diga lo contrario miente. Pero ya no por la carcasa, que obviamente las carnes te cuelgan y la cara no es la misma, sino por lo que pasa por dentro. A mí me preocupa no levantarme de la cama un día, que me duelan las rodillas, los tobillos, la espalda, no poder agacharme… Lo de fuera lo vamos arreglando como podemos (risas)”.
Sobre las redes sociales, confiesa una relación tranquila y casi accidental: “Me abrí Instagram mientras rodaba Gran Reserva, pensando que se trataba de una app de filtros (risas). No me atraían las redes sociales. Llegaron de una forma inocente y sigue siendo un poco así. Me parecen un pasatiempo, aunque, por supuesto, sean a la vez una herramienta de trabajo. Es una relación que ni me da quebraderos de cabeza, ni me quita el sueño, ni me obsesiona.

Además, ahora puedo estar días sin publicar absolutamente nada, que antes no lo hacía. Y los haters… paso de ellos. Si me faltan al respeto, los bloqueo, pero normalmente no entro en conflicto. ¿Qué sentido tiene perder mi tiempo y salud mental peleándome contra una pared?”.
Con su mirada clara, su experiencia y esa transparencia que la ha caracterizado durante más de dos décadas en el ojo público, Paula Echevarría demuestra que se puede crecer profesionalmente sin renunciar a uno mismo, disfrutando de cada etapa de la vida, siempre a su manera.















