La cara oculta del cine

Cuando un acontecimiento tan importante para la industria como Los Óscar tiene lugar, las miradas se posan, como es lógico, en aquello que más llama la atención. Los escándalos, como el que hemos vivido este año protagonizado por Will Smith, los estilismos de las caras más conocidas de la alfombra roja y, por supuesto, los ganadores de los premios llenan todos los titulares. Pero no todos los ganadores, algunos premiados siempre se quedan en la sombra.

Las categorías consideradas como «secundarias», entre las que se incluyen las disciplinas más técnicas y las categorías de animación se difuminan entre el palmarés. Desde hace años, profesionales de estos sectores vienen reclamando un apoyo mayor en este tipo de eventos. Y con ello no se refieren a un aumento del número de categorías sino a un apoyo que pase por utilizar precisamente estos actos mediáticos para visibilizar esa parte del cine tan necesaria y poco valorada.

Este año se obligó a excluir ocho premios de la gala de entrega de los Óscar para agilizarla y, por supuesto las categorías seleccionadas fueron un reflejo de esta organización en miembros de «primera» y de «segunda». Los títulos de mejor banda sonora, mejor corto animado (que ganó el español Alberto Mielgo), mejor documental, mejor edición, mejor maquillaje y peluquería, mejor diseño de vestuario, mejor sonido y mejor corto no se televisaron y se produjo así un efecto de «lo que no se ve no existe».

La justificación recurrente a esta focalización de los premios en las categorías en las que compiten caras y títulos más conocidos es el interés del público. Esta explicación, si bien no deja de ser cierta y tener sentido, es un tanto paternalista ya que, en las mismas redes sociales, podemos ver como sí hay público que tiene intereses en conocer los nombres de los ganadores de estas categorías. Y, aunque ese interés previo no existiese, esta podría ser una buena oportunidad para que se iniciase dándoles visibilidad, como reclaman los afectados.