Su bata de cola ha sido la más paseada entre platós de televisión y revistas del corazón, y es que ni la carrera musical ni la vida privada de esta folclórica dejan indiferente a nadie. Ella es Isabel Pantoja, la tonadillera, la viuda de España, la que ha pasado (y sigue pasando) por un sinfín de altibajos en su vida, eso sí, sin dejar de enseñar los dientes.
María Isabel Pantoja Martín nació en el sevillano barrio de Triana en 1956, en el seno de una familia de artistas. Desde muy joven empezó su andadura en el mundo de la música, cultivando el género de la copla que tan acorde iría con el devenir de su vida. La tonadillera compaginó su carácter folclórico con un estilo pop más acorde a las modas del momento, sin abandonar nunca ese carácter dramático y pasional que caracteriza tanto al género como a la intérprete.
Su vida sentimental se convirtió en objeto de la prensa del corazón cuando empezó su relación con el torero Francisco Rivera Pérez, Paquirri, con quien contrajo matrimonio en 1983. Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos, y esta relación fue fruto de disgustos para otras grandes personalidades del folclore. Las malas lenguas comentan que la misma Lola Flores le lanzó una maldición por haberle arrebatado el novio a su hija Lolita, y, sea o no verdad, lo cierto es que la felicidad duró poco en la vida de Isabel, pues a penas un año después Paquirri fallecería a causa de una cornada, perdiendo al amor de su vida y ganándose el título de viuda de España.
Tras un tiempo alejada de los escenarios, Isabel Pantoja volvió por la puerta grande con Marinero de Luces, un disco compuesto por José Luis Perales en el que le rendía homenaje a Paquirri. En él se encuentran grandes temas de su carrera como ‘Era mi vida él’, ‘Hoy quiero confesar’ o ‘Mi pequeño del alma’, canción dedicada a Kiko Rivera, hijo fruto del matrimonio y con quien protagonizaría uno de los momentos más icónicos de la cultura popular española cantándola en su concierto de regreso.
Su éxito fue creciendo tanto en España como en Latinoamérica. De la mano del cantautor mexicano Juan Gabriel dio un giro a su estilo conquistando más mercado y más corazones. Isabel Pantoja se consolidó como icono de la farándula y de la música, e incluso debutó en el cine con Yo soy esa, película que protagonizó con actores de la talla de José Coronado o Loles León en 1990. En su vida personal, la vida le dio una alegría en 1996 cuando adoptó a su segunda hija, María Isabel Pantoja Martín (más conocida como Chabelita o Isa P), amadrinada por la también cantante María del Monte.
Sin embargo, como en las coplas que cantaba, siempre viene una de cal y otra de arena. La vida le retiró la sonrisa cuando en 2014 ingresó en prisión tras haber sido acusada de corrupción por el Caso Malaya junto a su ex pareja Julián Muñoz, que en ese momento era alcalde de la ciudad de Marbella. La entrada en la cárcel de la Pantoja fue un hito a nivel nacional, revolucionando a los medios y a la opinión popular, hasta que en 2016 fue puesta en libertad. Ese mismo año reapareció por segunda vez con su álbum Hasta que se apague el sol.
Desde entonces, Isabel Pantoja ha estado más presente que nunca en la agenda de los programas de entretenimiento y realities, pese a haber renegado de ellos en numerosas ocasiones, siendo cada vez más frecuente su aparición (inesperado o no) en programas de prensa rosa. A pesar de ello, Isabel ha seguido cantando y reinventándose, alimentando el mito de la folclórica que tan arraigado está ya a su figura.
A pesar de todos los escándalos que la salpican, de las noticias que siguen aún saliendo en detrimento de su figura, y de tantos y tantos episodios protagonizados por su temperamento y su peculiar carácter y salidas de tono con la prensa, Isabel Pantoja se mantiene firme en su estatus. Y es que la Pantoja es mucho más que carne del corazón. Es todo un icono en la cultura pop contemporánea de nuestro país, la imagen viva de la copla y del sentimiento exacerbado de la canción española. Con su historia, con sus idas y venidas, con sus luces y sus sombras, Isabel siempre será Isabel. Su talento y potencia vocal y sus canciones son ya parte del legado cultural de una época, y venga lo que le venga, más allá de todo lo que ensombrezca su persona, el talante folclórico la precederá bajo el que ya es un lema: “dientes, dientes, que eso es lo que les jode”.
