ALEXANDER MCQUEEN REGRESA A LA ETAPA MEDIEVAL EN PARÍS

Tras tantas semanas de moda de un lado al otro del mundo puede resultar difícil seguir la pista de cada diseñador. Cualquier otra cuidad puede pasar desapercibida, pero París, es una de las ciudades favoritas elegidas por las casas de lujo.

Para los que no la conozcan Sarah Burton, es la directora creativa de Alexander McQueen, una marca que diseña ropa para mujeres con un profundo amor por la moda, la experimentación y la rebelión.

Para esta nueva colección Otoño/ Invierno 2017 buscó inspiración en los paisajes de la Inglaterra medieval, las prendas nos trasladaban a Cornualles, la punta más sudoeste del Reino Unido. Su inspiración incluía tradiciones antiguas, como el árbol Cloutie, de tradición espiritual. Donde la gente ata cintas que simbolizan su amor o sus sueños, este fue el punto de partida para Sarah Burton.

La artesanía podía ser captada en cada una de las prendas, los cordones, el cuero, el remiendo, y en lo más obvio, los vestidos encargados de cerrar el show. Un trabajo artesanal en cada prenda, zapatos con tachuelas, vestidos de cuero negro, costuras rojas; Sarah Burton había recreado elementos medievales con materiales blandos, para esto la lana fue su aliada, muy presente en prendas como los corpiños.

Una colección más sencilla que las anteriores pero con un trabajo muy especial. Con esta colección Alexander McQueen dió en París una lección de historia.

Resulta un tanto llamativa la costumbre de terminar el desfile con las prendas estrella de la colección, siempre de menos a más y nos preguntamos si: ¿Alguna vez esto será al revés? Una táctica bastante buena, contando con las sensaciones que se crean en todos los presentes poco antes del carrusel final.

Pero esta vez, para algunos de los presente esto no fue lo que ocurrió, la serie de ocho vestidos de tul que cerraron el desfile fueron realmente hermosos, costuras en satín y motivos florales. Pero a pesar de reconocer el enorme talento de Burton, para lo críticos no fueron suficientes para salvar la colección que a su parecer resultó ser la menos distinguida.