OLIVA: EL RENACER DE JUANJO OLIVA

Juanjo Oliva nos presenta la colección de otoño-invierno 2017 de Oliva. Sí, solo Oliva. El diseñador ha creado una nueva marca, y esta colección es la que ha creado para presentarla.

El diseñador al que le gustaba mucho los colores y los estampados, este año ha querido empezar un nuevo capítulo volviendo a sus raíces y aplicar lo que ha aprendido con la experiencia en sus años como diseñador. También combinando una colección de hombre de día, y piezas atemporales, que son una buena inversión y fomentan la compra responsable, y que están pensadas para crear un fondo de armario «común», en la que hombres y mujeres pueden utilizar las mismas prendas.

El diseñador explica que le aburre el tema de las temporadas y las diferencias entre distintos géneros: «la moda siga siendo igual después de 30-50 años con los mismos calendarios». Por ello, nos presenta lo que quiere ver en el resto de diseñadores, que es crear propuestas interesantes que llamen la atención de la gente y así reforzar su identidad. Dice que: «está pasado de moda tanta etiqueta; estamos en el siglo XXI, y no se puede seguir las formulas de calendarios de mujer y calendarios de hombre, cada uno que se ponga lo que quiera y conforme crea que le quede bien. y cuando quieran; da igual si una mujer se pone una chaqueta de hombre o si un hombre se pone un vestido de mujer. La moda tiene que estar para defender la igualdad, y si hay desfiles de mujer y desfiles de hombre no reivindica la igualdad». Y este es el mensaje principal de su colección.

Nos asegura que no se pone límites, y quizá por eso su propuesta sobre la pasarela con la ‘recién nacida’ Oliva ha sido tan sorprendente. Juanjo Oliva ha sido capaz de reinventarse haciendo uso de su libertad creativa, plasmando su discurso en una colección que rompe moldes incluso cuando toma a Balenciaga como fuente de inspiración.

Y lo que pudimos ver en la colección son prendas para un buen fondo de armario: bombers, cazadoras, sudaderas combinadas con faldas de muselina, faldas capa, vestidos sobre pantalón. Con cortes asimétricos en muchas de las prendas y sobre una paleta de colores reducida a negro, blanco, marrones y, por supuesto, oliva. Hay una nueva sastrería y cazadoras en piel de doble faz que no necesitan forro. Slip dresses en negro con un estampado inspirado en las alfombras marroquíes y jeans con volante, pitillos con cremallera y petates fascinantes.

Punto de seda, neopreno, jacquard… 43 salidas, 22 de chico y 21 de chica, que se reflejan en un carrusel final, todos enfrentados, como si se tratara de un espejo en el que coinciden hombres con vestido y mujeres con sastre y como complementos, un solo pendiente. Ambivalencia y dualidad.

Por último el diseñador señala que: «el equipo que forma Oliva son mis directores de taller, mis patronistas, toda la gente que me ayuda, mis asesores, mi marido,  fotógrafo, todo esto de yo, yo, yo me agota y esto de Juanjo, fuera. Oliva es un equipo, también está muy pasado de moda lo del diseñador lo hace todo».