Los problemas más comunes entre los amantes de la decoración

Tu salón parece sacado de un tablón de Pinterest, las tiendas de mueble y decoración son tu paraíso y tu buen gusto a la hora de dotar de esencia una habitación es bien conocido entre tus amigos y familia. La decoración es, a la par, tu hobbie y tu vía de escape favorita, y la perfección es un requisito indispensable en cada estancia de tu hogar. Sin embargo, no todo es color de rosas en la vida de todas aquellas personas que se sienten identificadas con estas descripción, y si tú eres una de ellas, sabrás de sobra que existe algún que otro inconveniente bastante común entre los amantes de la decoración y con los que, de seguro, te habrás visto reflejado en algún momento de tu vida.

• El precio se vuelve el peor enemigo del buen gusto

Pasa en la moda, en la decoración y en todo aquello que se nos antoje ideal: la Ley de Murphy se impone y nuestra cartera se vuelve incompatible con el precio de aquel detalle que parecía ser la clave para darle la chispa que falta en tu hogar. Cuántas veces, al entrar en una tienda de decoración, hemos encontrado el complemento perfecto y hemos tenido que renunciar a él por encontrarse muy por encima de nuestras posibilidades. Podríamos encontrar muchos parecidos y más asequibles, pero desde luego, ninguno será igual.

• La fina línea entre inspiración y copia

Admítelo, te halaga que tus amigos te tengan como referente del buen gusto, incluso disfrutas cuando te piden consejo o ayuda a la hora de decorar sus casas. Pero lo que no soportas es ver una reproducción exacta de la disposición de tu estantería en la suya, y sin recibir ningún tipo de reconocimiento por ello. Puede ser un sentimiento algo pretencioso, pero no podemos evitar caer en la rabia que despierta el copieteo descarado de tu quebradero de cabeza particular.

• Los estragos de la convivencia con los compañeros de cuatro patas

Los que convivan con sus mascotas entenderán lo que supone amarlas casi tanto como a la decoración, y sufrir como nadie cuando el trabajo que ha supuesto disponer los cojines del sofá de manera que ayude a mantener la armonía de la sala de estar quede tirado por tierra cuando nuestros peludos compañeros deciden hacer de éste su parque de juegos. Por mucho que intentes mantener la perfección, ellos acaban ganando la partida, y no queda otra que aceptar que, en esa casa, la decoración es cosa de dos.

• Posturea para que el mundo lo vea (la belleza de cada habitación)

Decorar una estancia no deja de ser una actividad artística donde dejamos ver, en cierta medida, nuestra personalidad, y nos esforzamos por reflejar belleza y honestidad a partes iguales. Por eso, cuando acabas de poner el punto final a tu creación, no puedes evitar sentirte orgullosa de ella y querer compartirlo con todo el mundo a través de tus redes sociales. Sin embargo, estas continuas manifestaciones de creador orgulloso pueden volverse tan repetitivas que tus followers acabarán por conocer mejor tu rincón de salón en Golden Hour mejor que todas las estancias de sus propias casas.

• Meticulosidad y perfección: una historia de amor-odio

Si hay algo que no quieres ver en tu habitación cuando te despiertes, eso es mediocridad. Buscas continuamente la perfección, por ello estás al acecho de inspiración en todo momento. Instagram o Pinterest se vuelven tus fuentes más confiables que, sumado a tu buen gusto innato, forman el cóctel perfecto para cumplir todas tus expectativas, y no descansarás hasta que lo consigas. Pero la perfección es algo tan difícil de alcanzar que acabarás por convertirte en eterno juez inconformista no solo en tu propia casa, sino en la de los demás, y tendrás que aprender a convivir con el continuo ansia de mejora en todo lo que te rodea.

• Ser anfitrión: una carrera de fondo

Disfrutas como nadie cuando las cenas se organizan en tu casa, pero no puedes evitar sentir una gran presión por dejar sorprendidos a tus comensales. El afán de perfección reina también en la decoración de la mesa, y motivado por la idea de causar un buen impacto (y, por qué no, también un poco de envidia sana por tu innegable talento en estas cosas), no descansas hasta que tu mesa parezca sacada del catálogo más exclusivo. Vives la experiencia de acoger la velada en casa al 100% y sabes disfrutar de ello, siempre y cuando los invitados no osen regalarte algún elemento de decoración que en absoluto casa con la armonía de tu hogar (aunque finalmente sonrías, agradezcas y solo seas tú conocedor de ello).