Este sábado 7 de junio, Jordi González volvió a la televisión por la puerta grande. Lo hizo en el programa Col·lapse, presentado por Ricard Ustrell en TV3, donde relató por primera vez en un plató la experiencia más dura de su vida: la grave infección que lo mantuvo ingresado en la UCI durante semanas y que le obligó a reaprender a caminar, comer e incluso hablar. Una confesión impactante, sin adornos ni dramatismos, que permitió conocer en profundidad cómo vivió el presentador el episodio que estuvo a punto de costarle la vida.
«Me fui unos días de vacaciones y al cuarto o quinto día fui víctima de una bacteria», comenzó explicando González. «Salí de casa por la mañana, bien, y al volver me faltaba el aire, me costaba mucho respirar». Fue entonces cuando un médico le tomó la temperatura y los niveles de oxígeno en sangre y decidió ingresarlo de inmediato. A partir de ese momento, Jordi perdió la conciencia durante semanas: «Ya no recuerdo nada más hasta mucho tiempo después. No me llegaba oxígeno al cerebro y lo poco que llegaba, mi cuerpo lo usaba para el corazón y para mantenerme con vida».
Durante dos meses permaneció en la UCI, sometido a tratamientos intensivos, incluida una traqueotomía. «Lo que más miedo me daba era perder la voz», confesó. Los médicos lo indujeron al coma mientras esperaban que los antibióticos surtieran efecto. «No bajaba de 40 de fiebre, la presión arterial estaba por los suelos, no oxigenaba», recordó. Finalmente, cuando la fiebre remitió, decidieron despertarlo, aunque el proceso fue lento: «Yo me encontré mal un jueves, y me desperté un sábado dos meses después».
Además de la infección, los médicos descubrieron una anomalía en sus pulmones: «Tenía una especie de esponja seca en la pared pulmonar, un recuerdo de mi época como fumador». Tras una recuperación larga y compleja, fue trasladado a Madrid en un avión medicalizado, donde le retiraron la traqueotomía. «Llegué sondado por todos lados», apuntó.
Uno de los momentos más comentados de la entrevista llegó cuando Ustrell reveló que una televisión privada le había ofrecido a González 30.000 euros por esa misma entrevista. «Dije que no, que ya estaba comprometido con Col·lapse. Me preguntaron si me pagaban más, y dije: ‘La duda ofende'», desveló entre risas el presentador, que no cobró nada por acudir al programa de TV3.
En el tramo final de la conversación, Jordi González reconoció que esta experiencia le ha cambiado la vida. «Me gustaría hacer radio, y también una televisión más de autor que la que he hecho en los últimos veinte años», explicó. Además, deslizó que ya hay un proyecto sobre la mesa: «Me hace ilusión, pero me han dicho que no hable». Una nueva etapa se abre para uno de los rostros más icónicos de la televisión en España.