Boris Izaguirre relata cómo fue la agresión homófoba que vivió en el cine

Cercana la medianoche del pasado sábado, 2 de octubre, Xavier Sardà iniciaba una nueva entrega de su sección Entrevista2, como parte del programa La sexta noche. En esta ocasión, el que se sometió a las preguntas del periodista fue Boris Izaguirre. Ambos se conocieron hace décadas, cuando trabajaban en Crónicas marcianas, por lo que esta conversación prometía ser muy personal. Entre el repaso de la carrera televisiva del presentador y un abordaje de la actualidad, surgió el tema de las agresiones homófobas, momento en el que Izaguirre contó, con naturalidad cómo le pegaron hace décadas.

Fue en el año 1976, cuando se estrenó la película King Kong, que contaba con la actriz Jessica Lange. El periodista se acercó al cine con ilusión para disfrutar del largometraje, pero algo no salió como esperaba: «Estaba muy excitado porque iba a ver el estreno y soy muy amanerado. De repente, vino un tipo entre las filas y me pegó un puñetazo horrible. Me tumbó al suelo y me ensangrentó la cara», cuenta.

A pesar de la agresión y del shock que le pudo causar a la víctima, Izaguirre había ido hasta allí con un objetivo, y nadie consiguió frenarlo: «Yo tengo ese recuerdo de que me quité la sangre, me levanté y entré a ver mi película, porque yo quería ver mi película». Estas declaraciones llegan en un momento en el que muchos personajes públicos empiezan a compartir sus historias, que son más necesarias que nunca, ante ola creciente criminalidad con el colectivo.

Un camino muy largo

El venezolano tiene claro el motivo de muchas de estas agresiones: «Son gays también o tienen un conflicto interno». Con su habitual espontaneidad, Izaguirre aprovechó para animar a los agresores a que se soltasen: «En vez de pegar, lo mejor va a ser probarlo; porque, además, va a ser genial. Son 20 minutos de placer, ¿cómo puedes negarte a 20 minutos de placer?«, apuntó.

Esta historia surgió a raíz de que Sardà sacase el tema del crecimiento de agresiones homófobas en España durante los últimos meses. En un intercambio de ideas, Boris achacó el problema a la pérdida de referencia de los jóvenes: «De repente, hubo una explosión, a lo mejor todos nos anquilosamos, y pensamos: ‘bueno, hemos conseguido nuestro éxito'».

Izaguirre aprovechó también para denunciar la falta de representación del colectivo, que desemboca en una carente normalización: «Tú no ves un beso entre personas del mismo sexo continuamente. No lo ves en las publicidades, no lo ves en la televisión, no lo ves en la calle». Sin embargo, el entrevistador señaló que el error es creer que las nuevas generaciones recogen todo lo de las anteriores: «Cada generación vuelve a contar el mundo desde sus perspectivas», sentenció.